Fernando M. García Ordoñez. Las Provincias de 23 de noviembre de 2015 lo catalogaba como el ‘Arquitecto del Plan Sur’. Un hecho casual en sus inicios fue el que en mayo de 1957 fue enviado a Valencia por el Ministerio de Obras Públicas con el fin de estudiar las prioridades del listado de necesidades que el Ayuntamiento de Valencia había remitido.
Pues bien, otro
hecho casual es el que en octubre de 1957 se produjera la riada de Valencia y
en el primer avión que salió del aeropuerto de Valencia hacia Madrid, viajó él
para informar al ministerio de las necesidades de la ciudad, tras estudiarlas
en los meses anteriores, pero que ahora revestían mayor urgencia.
Este templo es el que como arquitecto realizó Fernando siguiendo las ideas de D. Juan Celda que realizó los monos (dibujo rápido y poco elaborado) y que el arquitecto con la colaboración de Dexeus Beatty, Bellot Porta y Herrero Cuesta y del ingeniero Gómez Perretta formo equipo, un equipo que tendría sus siglas. GO.DB.
¿Quién fue Fernando García Ordóñez?
Con esta idea primigenia Juan Celda realizó los monos del futuro templo. La quilla del barco con los costillares se apoya sobre los doce angelotes que a modo de arbotantes representan a los doce apóstoles. La idea de los angelotes se encuentra también en Alemania en un monumento que perpetúa la memoria del puente aéreo Alemania – Berlín establecido tras la II Guerra Mundial. Estos apóstoles penetran por la pared de la iglesia sin tocarla y sirven de apoyo a la quilla de la barca. La iglesia da sensación de continuidad hacia arriba, ya que la iglesia no termina en este mundo.
El sentido catequético sigue al conseguir que toda la luz venga de arriba. La luz desciende del cielo y aquí también la luz entra desde arriba. El hormigón es un material sencillo como el hombre frente a la naturaleza.
De estas ideas y de la conjugación de los arquitectos García
Ordoñez, Dexeus Beatty (GO.DB), Bellot Porta y Herrero Cuesta y del ingeniero
Gómez Perretta surgió este templo que en el momento de su entrega, como ellos
mismos señalaban: «la obra no está terminada, pero quizá deba ser así…» pues la
iglesia militante encuentra su lugar con Dios.
Aquí el hombre, puede encontrarse con Dios, en un lugar en el que la luz indirecta entra majestuosa, suave y plácida orlando la quilla de la barca que hay por techumbre. La tranquila sensación de reposo y el silencio hacen que el hombre encuentre en este templo la seguridad de que Dios escucha.
El Cristo del altar es obra del Escultor Esteve Edo y fue
realizado en 1.967. Sus manos abiertas y dirigidas hacia abajo y con el pulgar
hacia dentro– nos decía el artista hace poco- buscan el abrazo de la paz y el
estrechar a sus hijos junto a Él. Al lado del altar mayor encontramos la imagen
de la Virgen de Loreto, patrona de Aduanas del Mar y de los pescadores,
esculpida en 1.940 por Juan Devesa (El Santeret) que nos evoca aquella
milagrosa traslación de la Casa de Nazaret a la ciudad italiana de Loreto,
junto al Adriático.
La sacristía situada en la parte opuesta al presbiterio hace que el sacerdote tenga que cruzar el templo para ir al mismo o para retirarse buscando la cercanía con el pueblo de Dios. Junto a la sacristía un pequeño sarcófago recoge los restos de Sor Catalina Bas, aquella penitente que corría por estas tierras en el siglo XIV y que fue el mismo Juan Celda quien me contaba que bajo una losa sin inscripción, en el lugar donde la tradición señalaba se encontraban sus restos, en el presbiterio de la antigua iglesia, a escasos centímetros de la superficie, los encontraron en una pequeña urna, lo que para D. Juan es signo de que ya habían sido trasladados en época anterior.

Queremos añadir las palabas de la Guía de arquitectura de la
provincia de Alicante que la describe de esta forma: Escondida tras bloques
turísticos y rodeada de casas de pescadores, se encuentra esta capilla, pieza
singular de un Interesante conjunto parroquial; éste presenta una potente
ingravidez, alardes estructurales y composiciones abstractas.
Los pilares alados se vuelven ángeles de piedra y la
aparente brutalidad de las texturas del hormigón se vuelve
El espacio, elíptico en planta e hiperbólico en sección, se
vuelve solemne gracias a la tenue luz que lo inunda, como si fuera la espuma
blanca de las olas que rompe la barca al surcar el techo. La Inestable
curvatura que asciende a los cielos se convierte en impulsos de hormigón que
rozan la madera de la quilla de un navío que parece suspendido de una atmósfera
marina. El cambio en la imagen tradicional del templo y el uso de nuevas
metáforas (la bóveda celeste convertida en superficie marina, los ángeles que
sustentan y no vuelan), son ideas que enlazan con la renovación defendida en
estos años por una parte de la jerarquía eclesiástica española (véase la
iglesia del Grao de Gandía, E. Torroja, 1961).
Se trata de una muestra exquisita de una arquitectura
moderna donde el gusto de la gente coincide en la sensación de paz y en la
percepción de la belleza. Cabe lamentar el prematuro envejecimiento del
hormigón. Otra muestra es la comparación que se hace de la iglesia con la
capilla de Notre-Dame du Haut en Ronchamp (Francia) de le Corbusier que es una
unidad escultórica que se alza sobre una colina así como nuestra Señora del Mar
de Jávea que se alza sorprendentemente en el puerto del pueblecito pesquero, representando
la gran barca de salvación que representa la iglesia.
Juan Bta. Codina Bas
Artículo publicado en Javea.com
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